lunes, diciembre 29, 2008

PLEASE REMAIN SEATED

A medida que me hago mas viejo, o por decirlo mas bonito… mas experimentado, descubro que a la hora de volar me hago cada vez mas flojo para socializar o conocer gente que va a mi lado derecho o a mi lado derecho en el asiento.

Yo recuerdo que antes tener a alguien a un lado mientras volaba era toda una experiencia. Muy curioso yo buscaba la primera oportunidad para platicar con la persona, preguntando tal vez lo mas obvio como “viajas muy seguido a México?”, “vas de trabajo?” “vas de negocio?”, etc. El chiste era descubrir a otro ser humano, que tenia algo en común conmigo en ese momento… ir sentado en el mismo avión.

Conocí ya a la señora de la high, chilanga de nacimiento pero adoptada sandieguina que va al departamento de su hija en Polanco en la ciudad de México para pasar las fiestas patrias, al anciano italiano que ahora viaja por el mundo después de haber trabajado (y ahorrado) por muchos años, a la hippie viajera que se abandono a la comodidad de la aerolínea de bajo costo por encima de la mochila en el hombro, a la fresa que come solo vegetales para no engordar y que feliz presume que un día venció a una terrible enfermedad que la lleno de ampollas todo el cuerpo. Al regio luchador que trabajó y trabajó pero que no estudió cuando pudo porque prefirió la buena vida, el vino y las mujeres… ahora debe trabajar duro para seguir la vida, lamentándose de lo tonto que fue antes.

Al gordo que ronca, al viejo que no oye, al hombre elegante que se las sabe de todas-todas, a la señora que ya quiere llegar, a la hija que maldice al padre-rico-consentidor porque ya lo tiene harta con sus reproches constantes… al niño malcriado que llora para torturar la mente de la madre y tener la atención de los pasajeros que buscan algo de paz en la tele de Volaris… con o sin Jackie Bracamontes (yo sigo llorándola), o en una buena revista o en las nubes del cielo que se dejan ver por la diminuta ventana.

Antes NO dirigir la palabra al que iba a un lado me traía culpabilidad o un extraño remordimiento de conciencia… como si tuviera que hablarle, aunque fuera por pura cortesía. Hoy ya puedo decirle a alguien: “voy a dormir” cuando haya alguna necesidad de hacerlo… si no simplemente nomás me duermo… o mejor dicho cierro los ojos y decido que hacer ante la negativa de hablar con alguien… dormir y soñar o fingir al menos que lo hago para desalentar la charla.

Lo cierto es que las pláticas del avión son buenas regularmente porque es entre puros desconocidos, que tienen el vuelo en común, y que aunque no lo piensen mucho saben que el mismo es efímero… no mayor a unas horas.

Reflexión final y visto de otra forma: cuantas pláticas aburridas podemos tener entonces con personas conocidas, que no tienen nada en común y que aunque no lo pensemos mucho sabemos que la experiencia durara muchísimo tiempo… tal vez décadas?

Benditos Vuelos.


sábado, diciembre 13, 2008

EL OCASO DE LA NOSTALGIA

En las aventuras de mi pasado encuentro ahora magia por todo lo que intenté con gran pasión y fuerza… y que al final no resultó.

En aquella mujer llena de gracia femenina… tan digna de mis mejores versos, palabras, susurros, suspiros, miradas, pensamientos… por esa herencia inyectada a mi corazón de que el amor es bueno y te alimenta, te pide mucho… termina dándote mucho más.

En aquella ilusión de que tu y yo estaremos juntos hasta el final, no importa cómo ni tampoco la distancia… al final dos corazones pueden más… por la fuerza inyectada a mi ingenuo espíritu que no se complicó cuando pudo, simplemente creyó.

En aquel camino soñado que, tal vez sin mucho sustento pero si mucha energía, daría a mi vida el sentido final… marcando no sólo una etapa sino el resto de mis días… por ese impacto tan grande que aún no termino de medir… ni de comprender.

Estoy con la mujer que quiere ser feliz, que busca la chispa de lo espontáneo, que se atreve junto conmigo a sonreír tontamente, para quien los problemas son diminutos a un lado de su entereza y su carácter.

A ti que puedes darte toda y sin temores… por que sabes que estás con la persona que muere en el intento por transformar para bien cada momento de tu vida.