Nomás hay tres razones en mi mundo que pudieran explicar este reciente fenómeno:
1. He mejorado significativamente mi capacidad cómica y para contar chistes (es decir ahora soy más chistoso).
2. Quien festeja mis chistes sólo finge para cobrar venganza de algún mal proferido por mi persona hacia otros en vidas pasadas.
3. Mis chistes nunca habían llegado antes a alguien que realmente tuviera una gran capacidad para celebrarlos con mucho ánimo.
La verdad de las cosas es que no he tomado recientemente un curso para ser un cómico, difícilmente conozco a vengadores de mis errores en mis vidas pasadas y todo esto no es más que un intento algo rebuscado de compartirles que desde hace muy poquito tiempo existe alguien que quiere y puede celebrar efusivamente cada uno de mis chistes más malos y viejos.
Soy muy afortunado de encontrarme en una situación así.
Como quiera intentaré mejorar mi repertorio... para no parecerme a Fozzie, aquel osito de los muppet babies que siempre recibió tomates tras contar sus bromas.