LA MUERTE DEL GORRON
Nunca creí que pudiera suceder algo así.
La gorreada no me sorprende, sino el trágico intento de la misma.
Toda mi vida he sido taquero, oficio que heredé de mi padre.
Conozco bien la elaboración de los tacos de asada y tripa, pero lo mío son los de trompo.
Anoche como llovió aquí en Tijuana, cayó demasiada agua.
Los clientes aunque pocos, llegaron fieles a la tradición de comer en los tacos de La Humareda.
Llegó un grupo de 8 personas... todos chavos. Como a la mitad de sus veintes.
Remigio Torres fue el desgraciado aquella noche.
Y no lo digo por lo que haya intentado gorrear, sino por el resultado de haberlo intentado.
Remigio Torres tenía 28 años, trabajaba en una maquiladora como guía de una línea de producción y tenía dos hijas pequeñas de 3 y 4 años.
Remigio intentó aprovechar la obscuridad que provocó un apagón de luz que duró si acaso un minuto.
Cuando las luces regresaron ya Remigio estaba panza arriba frente al puesto de tacos. Se dio un fuerte golpe en la cabeza que lo hizo dejar de estar en este mundo.
Que triste muerte... se había comido tan solo 2 de asada y 1 de pastor. Ni siquiera pidió soda ni nada.
36 pesos evitaba Remigio intentando darse a la fuga.
Porque Remigio? Porque?
No hemos puesto un sistema de crédito pero no había necesidad.
Que dirán ahora en tu funeral?
Yo no quise decir nada Remigio... te lo juro, pero al bruto de mi compañero se le salió decirle a un reportero del periódico que no habías pagado los tacos. Eran tan solo 36 pesos... pero te aseguro que yo no habría dicho nada.
Que triste tu muerte Remigio, parece que te tocaba.